En octubre, el aula del Taller de Análisis y Producción de Textos I, se convirtió en un espacio de reflexión profunda. Durante este mes, el tema del acoso y el hostigamiento sexual formó parte de las discusiones colectivas y de los silencios reflexivos compartidos. No fue sólo una tarea académica; fue un compromiso con la inclusión y el respeto. Los/as estudiantes, organizados/as en grupos de tres, tenían la misión de plasmar este compromiso en un cartel que expresara sus ideas y su deseo de cambio social.
Al inicio del periodo evaluativo, el ambiente en clase se llenó de una mezcla de entusiasmo, seriedad y creatividad. Los grupos de trabajo se reunieron, y sus bocetos y palabras comenzaron a fluir. Las preguntas iban y venían pero una de ellas se mantenía: ¿cómo encapsular una problemática tan grave y compleja en un cartel que sea claro y contundente? Las conversaciones fueron intensas; los/as estudiantes buscaban que su mensaje fuera honesto, que sus imágenes reflejaran una realidad que muchas personas prefieren no ver. Este proyecto fue más que un ejercicio visual: fue una declaración de principios que busca promover las bases para cimentar una cultura de la paz.
Fue así que los primeros trazos comenzaron a dibujarse en las hojas, y como en un tablero de scrabble, las letras se conjugaron para dar paso a palabras que se eligieron de manera minusiosa y cuidadosa. Cada estudiante fue consciente de que cada frase construida debía ser precisa, respetuosa, firme y contundente.
A medida que avanzaba el mes, los carteles comenzaron a tomar su forma definitiva. Los/as estudiantes afinaron detalles, revisaron cada línea y cada imagen, y se aseguraron de que sus intenciones comunicativas estuvieran alineadas con el objetivo del proyecto. Las manos volvieron a los bocetos, los retocaron y perfeccionaron, y cada grupo buscó que su cartel no sólo hablara, sino que amplificara la voz de denuncia, en nombre de aquellas personas que por situaciones contextuales muy específicas, no pueden pronunciarse en voz alta.
Durante la segunda semana de octubre, las versiones preliminares estuvieron listas. Lo esencial estaba ahí: un compromiso compartido con la inclusión, la dignidad y el respeto. Los carteles no fueron unicamente una tarea gráfica; se convirtieron en declaraciones visuales del mundo en el que quieren vivir: una humanidad libre de hostigamiento y acoso sexual.
Finalmente, en la semana del 21 al 25 de octubre, los carteles en su versión final desfilaron en una presentación oral ante la Jefa de Materia de la Academia de Lenguaje y Comunicación. Cada equipo tomó su turno para socializar su propio mensaje, bajo un mismo hilo conductor: el deseo de hacer del respeto y la empatía, los pilares inquebrantables en nuestra comunidad escolar. Y aunque el trabajo en el aula para el segundo periodo evaluativo terminó, los/as estudiantes saben que el impacto de lo que crearon va mucho más allá del papel.