
Durante la primera semana del segundo periodo evaluativo, en la Unidad de Aprendizaje Curricular (UAC), de Lengua y Literatura, mis grupos de clase se adentraron en el universo de la lírica, un género que, más allá de su dimensión estética, nos conecta con lo más profundo de la experiencia humana. La meta fue clara: explorar la riqueza de la lírica tanto en la tradición oral como en la expresión escrita, reconociendo su papel como vehículo de emociones, de pensamiento y, sobre todo, de memoria colectiva.
El recorrido comenzó con la lectura de textos poéticos provenientes de diferentes contextos, épocas y estilos, lo cual permitió a los estudiantes, identificar no sólo el uso de recursos expresivos como la metáfora, la musicalidad o el ritmo, sino que también, reflexionaron sobre la profunda carga simbólica y cultural que guarda cada verso. A través de esta exploración, comprendieron que la poesía no es únicamente un acto individual de escritura, sino una forma de comunicación que atraviesa generaciones, que nombra el dolor, la belleza, la pérdida, el amor y la esperanza.
Uno de los momentos más significativos fue la producción de sus textos líricos, una actividad en la que los y las estudiantes, plasmaron emociones auténticas, muchas de ellas vinculadas al duelo y a la ausencia, demostrando una madurez emocional y una sensibilidad que conmueve. Esta producción no fue un acto aislado: se dio dentro del trabajo que realizan en Comunidad de Aprendizaje, donde el diálogo, la lectura compartida y la retroalimentación entre pares, enriquecieron el proceso creativo y fortalecieron el sentido de pertenencia y colaboración.
En sus reflexiones, las Comunidades de Aprendizaje no sólo hablaron del proceso de escritura, sino que reconocieron cómo el arte de la palabra les permitió cuestionar su propia realidad, comprender mejor sus emociones y compartirlas con personas cercanas. Esta dimensión comunicativa del poema —aquella que busca generar empatía, resonancia emocional y reflexión— fue lograda con éxito en muchas de las producciones presentadas.
Es importante señalar que, aunque algunos aspectos formales como la redacción y el uso de marcadores textuales aún requieren pulirse, el avance observado es significativo. La calidad de los productos entregados, el compromiso demostrado y la apropiación del lenguaje poético, son prueba de que los estudiantes están desarrollando no sólo habilidades lingüísticas, sino que también, una conciencia crítica y creativa sobre su entorno y sobre sí mismos.
Enhorabuena a cada Comunidad de Aprendizaje por su esfuerzo, por atreverse a nombrar lo que duele y a compartir lo que sienten. La lírica, como bien lo demostraron durante esa semana de trabajo, no es un género que habita en los márgenes de la vida, sino que se entrelaza con ella. Es memoria, es denuncia, es consuelo, es también un acto de resistencia frente al olvido. Ustedes lo han comprendido con sensibilidad e inteligencia. Seguiremos construyendo desde ahí.